lunes, 30 de marzo de 2015

¿Estamos locos o qué?

Soy una persona mañosa y me gusta mucho aprender cosas nuevas, hacer cosas nuevas y estar siempre enredando con las manos. Es una forma como otra cualquiera de meditación, ya que al tener que concentrarte en la manualidad para no meter la gamba y estropearlo todo- o tener que andar haciendo y deshaciendo, que lo odio con todita mi alma- tienes que dejar la mente libre de otras cosas y acabas con los pensamientos circulares que nos comen por las patas. Por eso es tan relajante hacer punto, bordar, coser, hacer maquetas o pintar figuritas de plomo. Una buena sesión de manualidades es ideal para recuperar la calma.
Me encanta hacer cosas prácticas para la casa: adornar paños de cocina, un delantal, bordar toallas (que quedan espectaculares y si encargas que te lo hagan te soplan una pasta), cestitas de tela para guardar los accesorios (cinturones, pañuelos) en el armario. Pero de un tiempo a esta parte me parece que la gente se está pasando doscientos pueblos, intentando rizar el rizo, superar el más difícil todavía y haciendo cosas cuya utilidad es como poco cuestionable.
Y todo esto viene a cuento porque en un blog guiri (sigo muchos blogs de inglesas y americanas, hacen preciosidades) venía un TUTORIAL para hacer......(redoble de tambores, please) ¡¡una funda de ganchillo para el mango de una sartén!! ¡¡Cómo he podido vivir sin ello hasta ahora!! Pa chasco que voy a pasar yo un par de horas matándome con el ganchillo para hacer algo que ya a simple vista va a ir al cajón de "cosas inútiles que acabaré tirando en un par de meses".
Pensaba que el top ten de objetos absurdos estaba liderado por la sección de miscelánea de los catálogos de venta por correo y los inventos japoneses, pero parece ser que no, que una bloguera desatada también puede liderar el top de tontería humana. 
Vamos patrás como los cangrejos.

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