lunes, 23 de marzo de 2015

Dónde huir en Semana Santa.

Pues eso es lo que me estoy planteando. Dónde escaparme esta Semana Santa. Quedarme en casa en modo Rapunzel no es una opción, porque lo sería si se quedara Jorge conmigo a amenizar el encierro, pero se va a Almería a ver a su familia, así que yo en Málaga no me quedo. Opciones no me faltan, no creáis, y precisamente ese es el problema. Veamos los pros y los contras:
  1. Madrid: tiene como pro ir a ver a mi familia. Aunque no se si es un pro o un contra, porque tendré a mis hermanas dándome la lata y a mi madre diciéndome que tengo que comer más, que estoy muy delgada. Más pros son ir al centro a cenar con mi amiga Maribel, que hace un millón de años que no la veo, ir a ver algún musical con mis hermanas- si quedan entradas, claro- o al cine, ir de compras, comer sándwiches de Rodilla.... Más contras son la imposibilidad de mover el coche porque está todo petao y tienes que sacar un préstamo para pagar los parking del centro, que cuestan un ojo de la cara, que todo el mundo habrá tenido la misma idea que yo y estará Madrid como si lo regalaran, el pastón que me dejo cada vez que subo (que lo disfruto, ojo) y que siempre acabo discutiendo con mi madre.
  2. Pamplona: tengo una amiga con casa siempre abierta y disponible en Pamplona- ella tiene casa siempre abierta y disponible en Málaga, of course- y me ha mandado varios guasap sobre qué voy a hacer en Semana Santa y por qué no voy con ella. A su favor una gastronomía de escándalo (me enloquecen las piparras), una ciudad pequeña y acogedora que me encanta y una buena amiga con la que reírme esa semana. En contra un viaje demasiado largo- tendría que ir a Madrid y hacer noche allí para luego seguir a Pamplona y a la vuelta lo mismo- con una carretera entre Soria y Pamplona todavía en obras con el clima lluvioso de primavera, el clima de Pamplona que por agua que no quede, y que luego me tengo que matar en clase de zumba para bajar los quilos que coja.
  3. Londres: mi amiga Esther me dice que cojamos un avión y nos plantemos en Londres, que son dos horas y media de vuelo y que nos tiremos allí la semana como dos reinas. A favor, una semana de risas y compras con una buena amiga, sin procesiones, ni bandas de música, ni vecinos ensayando, el British Museum con un par de exposiciones temporales gratuitas que parecen interesantes, además de una exposición sobre momias egipcias- no es gratis, esta hay que pagarla aparte- que tiene una pinta brutal, y ver algún musical o hacer el tour de los estudios Warner Brothers sobre el making of de Harry Potter. En contra que me va a salir más caro aún que Madrid, el clima, que es un horror todo el año, y la gastronomía, que después de una semana en Londres seguro que con quilos de más no vuelvo.
Pues eso, que me lo tendré que pensar. Y sí, soy potteriana. Muggle el que no lo entienda...

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