domingo, 15 de febrero de 2015

Crisis? What crisis?

Es lo que decía Supertramp en la portada de uno de sus discos. Me lo dice Victoria, la del gimnasio, que lo mío es la crisis de los 40. No creo que en realidad esté viviendo la crisis de los 40, aunque los tenga. Y dos. Si fuera eso, llevo con la crisis esa veinte años. 
¿Puedo llevar veinte años haciendo algo? Me acabo de volver vieja de un golpe yo sola. 
No creo que las mujeres tengamos crisis de los 40. Esos son los hombres, que un día se despiertan y se ven calvos, con barriga, canas y dos hijos adolescentes que no paran de pedirles dinero. Pero como el proceso había sido paulatino, ellos envejecen poco a poco, no se dan cuenta hasta que pasan la mágica barrera horríbilis de los 40. Un día se despiertan y en vez de mirarse en el espejo se ven en él.
Y les pasa como la canción del Sabina: ¿quién me ha robado el mes de abril? ¿cómo pudo sucederme a mi? Y van y se separan de su santa, se compran un descapotable o una moto de gran cilindrada- que no saben manejar- y cuando se ven viviendo solos en un piso de mierda, que es lo que pueden pagar después de pasarle la pensión a su santa y a los niños, ven que la barriga no se va por arte de birlibirloque, que aunque la calva se vista de seda, calva se queda, y que la rubia con las tetas de silicona que se ligó se ha ido con otro con más pasta, se deprimen e intentan volver con su santa. 
Pero la santa se ha encontrado con que ya no tiene que ir detrás de su marido- ahora su ex- todo el día, que un finde si y uno no se queda en casa sola y sin los chavales, que puede salir con las amigas sin dar explicaciones a nadie de lo que hace o deshace, que por fin puede tirar a tomar por culo el cuadro horroroso que le pintó su suegra en la clase de iniciación a la pintura para mayores de 65 años del hogar del jubilado de su barrio... en definitiva, que puede hacer lo que le salga de ahí mismo, y ni de coña le va a dejar volver a apalancarse en el sofá.
Pues eso, que las mujeres no tenemos crisis de los 40. Que tenemos otras... eso seguro. De otras no nos libramos, pero ¿de los 40? Ni de coña, guapas.

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